Enseñar literatura es enseñar algo que, en sí mismo, es complejo y
susceptible de variadas realizaciones y de múltiples interpretaciones,
lo que dificulta la adquisición de la competencia literaria, que debiera
ser la base de esta enseñanza. Todo canon escolar de lecturas debiera
estar formado por obras y autores que, con dimensión y carácter
históricos, se consideran modelos por su calidad literaria y por su
capacidad de supervivencia y trascendencia al tiempo en que vivieron, es
decir, textos clásicos. Pero, junto a ellos, pueden incluirse en un
canon otros libros, de indiscutible calidad literaria, que no hayan
alcanzado esa dimensión de “clásicos” porque no ha pasado aún el tiempo
necesario para que sea posible ese logro.
Acá les dejo el interesante trabajo de Cerrillo sobre el canon para el profesor de Lengua y Literatura
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