lunes

Actividades para ciclos superiores del secundario


EL CRISTAL CON QUE SE MIRE… TEORÍA PARA VER LO LITERARIO

1. Menciona un fragmento del cuento de Isabel Allende y qué personaje focaliza allí . Ten en cuenta que:
Genette habla de perspectiva (focalización: cero, interna y externa) también llamada punto de vista o enfoque. Es el ángulo de visión del narrador, el personaje que desde su óptica orienta el enfoque narrativo. La focalización no suele mantenerse constante a lo largo de un texto y no debe confundirse la perspectiva (desde donde mira el narrador) con la voz (identidad del narrador)
Si nos concentramos en la Focalización interna, el narrador filtra su relato a través de un personaje cuya óptica se convierte en punto de vista de referencia. Hay grados de focalización interna y los textos oscilan entre momentos de mayor o menor focalización. El focalizador puede ser un personaje, como en el caso de “Conejo” varios personajes en diferentes momentos de la historia (focalización variable), como en el caso de “Patrón” o varios personajes en el mismo momento de la historia (focalización múltiple), como en algunos episodios de “Las viudas de los jueves”.

2. ¿“El huésped de la maestra” es un cuento que tiene final abierto o cerrado? Menciona una frase que creas que se presta a variadas interpretaciones y comenta cuál es la tuya.
En la frase citada, Eco afirma que los textos cerrados son los más 'abiertos': como es obvio, se trata de un juego de palabras, de una ligera provocación. Cuanto más rígido es un conjunto de normas, más posibilidades hay de que se transgreda. Por analogía, cuanto más estrecha sea una estrategia narrativa, más probable será que se enfrente a una descodificación imprevista, lo cual sitúa a dichos textos en una posición sumamente abierta. Dicho de otro modo, un texto cerrado sólo prevé una forma de interpretación. Para el autor, las no previstas no son 'lícitas'. Basta que el lector haga referencia a convenciones culturales distintas de las rígidamente implícitas para que la descodificación genere resultados completamente distintos de los concebidos por el autor. No importa en realidad si el final es abierto (t. del iceberg de Hemingway) o cerrado (t. de las dos historias de Piglia), en ambos la comprensión del lector es fundamental.

3. Narra, brevemente, la trama este cuento y menciona un pasaje en el que se manifieste la alteración del orden temporal.
Cuando en un texto hay una alteración de la linealidad de la historia, los hechos salen del orden causal donde A provoca B, y B genera C, y etc. Es decir, causalidad (causa y consecuencia) y temporalidad (el orden del tiempo) están relacionados. La trama es lo que sucede en la historia, por lo que puede narrarse de manera “ordenada” temporalmente, sin importar si en el texto aparece así o no. El argumento, por otro lado, son los hechos de la historia en el orden en el que aparecen en el texto, pensemos que en el cuento de Rulfo se narra lo que ocurrió a las hermanas después de lo que le ocurrió a la vaca y el becerro, mientras en el tiempo “real” ( la trama), es al revés.

4. Este relato responde a la intriga de acción de Friedman, ¿por qué? Menciona dos cuentos más de los que hemos leído que también lo hagan.
5. Para Barthes, si realizamos un resumen de una historia obtendremos una lista de acciones cardinales o núcleos, esas que no pueden eliminarse para comprender la lógica de la historia. Mientras que las catálisis son accesorias o dependientes del núcleo. Menciona dos ejemplos de cada uno extraídos de la obra de esta autora chilena. 

LAS RESPUESTAS A ESTAS PREGUNTAS SE LOGRARON LUEGO DE TRABAJAR EN CLASE BREVES TEXTOS TEÓRICOS, COMO LOS QUE SE INCLUYEN ABAJO, PARA POTENCIAR Y POSIBILITAR UNA LECTURA ACADÉMICA MÁS REFLEXIVA Y COMPRENSIVA.
  • CAUSALIDAD Y TEMPORALIDAD, Tomashevski, B., Temática, en Teoría de los formalistas rusos, Buenos Aires, 1970-

Hay dos tipos principales de disposición de los elementos temáticos: o bien se inscriben en una cierta cronología, respetando así el principio de causalidad; o bien se representan fuera del orden temporal, es decir, en una sucesión que no toma en cuenta ninguna causalidad interna. En el primer caso se trata de obras con argumento (cuento, novela, poema épico); en el segundo, de obras sin argumento, descriptivas (poesía descriptiva y didáctica, lírica, relatos de viaje) (…)
Debe destacarse que la trama no sólo exige un índice temporal sino también un índice de causalidad. Un viaje puede relatarse como una sucesión cronológica; pero si todo se reduce a informar sobre las impresiones del viajero, sin que figuren sus aventuras personales, se trata solamente de una narración sin argumento. Cuanto más fuerte es el nexo causal, tanto mayor importancia cobra el nexo temporal. El debilitamiento de la intriga trasforma la novela con argumento en una crónica, esto es, en la descripción en el tiempo de un acontecer.(…)
Detengámonos en la noción de trama. Llamamos trama al conjunto de acontecimientos vinculados entre sí que nos son comunicados a lo largo de la obra. La trama podría exponerse de una manera pragmática, siguiendo el orden natural, o sea el cronológico y causal de los acontecimientos, independientemente del modo en el que han sido introducidos y dispuestos en la obra.
La trama se opone al argumento, el cual, aunque esté constituido por los mismos acontecimientos respeta en cambio su orden de aparición en la obra y las secuencia de informaciones que nos lo representan.

  • EL TEXTO ABIERTO. ECO, Umberto, Lector in fabula, Numen.

En el libro de Umberto Eco, Lector in fabula, hay un estudio muy preciso del lector presente en el texto y de las estrategias textuales que lo incluyen. Refiriéndose a textos cerrados y textos abiertos dice Eco:
“Nada más abierto que un texto cerrado. Pero esta apertura es una efecto provocado por una iniciativa externa, por un modo de usar el texto, de negarse a aceptar que sea él quien nos use. No se trata tanto de una cooperación con el texto como de una violencia que se le inflige. Podemos violentar un texto (podemos incluso comer un libro, como el apóstol en Patmos) y hasta gozar sutilmente con ello. Pero lo que aquí nos interesa en la cooperación textual como una actividad promovida por el texto; por consiguiente, esta modalidades no nos interesan. Aclaremos que no nos interesan desde esta perspectiva: la frase de Valéry “il n’y a pas de vrai sens d’un texte” (no hay sentido verdadero en un texto) admite dos lecturas: que de un texto puede hacerse el uso que se quiera –ésta es la lectura que aquí no nos interesa-; y que de un texto pueden darse infinitas interpretaciones; ésta es la lectura que consideramos ahora.
Estamos ante un texto abierto cuando el autor sabe sacar todo el partido posible de la figura 1 (esquema que señala el conjunto de operaciones que se ponen en movimiento para decodificar un mensaje). La lee como modelo que una situación pragmática ineliminable. La asume como hipótesis reguladora de su estrategia. Decide (aquí es precisamente donde la tipología de los textos corre el riesgo de convertirse en un continuo de matices) hasta qué punto debe vigilar la cooperación del lector, así como dónde debe suscitarla, dónde hay que dirigirla y dónde hay que dejar que se convierta en una aventura interpretativa libre. Dirá “una flor” y, en la medida en que se sepa (y lo desee) que de esa palabra se desprende el perfume de todas las flores ausentes, sabrá, por cierto, que de ella no se desprende el aroma de un licor muy añejo: ampliará y restringirá el juego de la semiosis ilimitada, según le apetezca.
Una sola cosa tratara de obtener con hábil estrategia: que, por muchas que sean las interpretaciones posibles, unas repercutan sobre las otras de modo tal que no se excluyen, sino que, en cambio, se refuercen recíprocamente.”